
Preferimos los sueños, los espejismos, las ilusiones...
Preferimos practicar constantemente una cirugía de precisión sobre nuestra percepción, para convertirla en aquello que mejor encaja en nuestros deseos, sin darnos cuenta que al hacerlo, nos alejamos de nuestra esencia caminando con los ojos vendados hacia el precipicio de las soledades.
Son los egoismos propios y ajenos los que nos dejan enredados en una red de pequeñas falsedades, de detalles incompletos, de casualidades y causalidades que sepultan semillas, que rompen potenciales, y que terminan por cercenar subjuntivos condicionados por preteritos imperfectos.
Somos victimas de la negación, y verdugos de nuestra inocencia, la misma que, si se lo permitiésemos, terminaría por convertirnos en perfectos porque siempre nos empuja a caminar libres de sombras.
En demasiadas ocasiones preferimos ignorar la belleza que esconde la en apariencia, fria realidad; esa que se escribe con verdades y transcurre ajena a las mentiras piadosas de los que nos rodean. Es la realidad la que tatua palabras imposibles de pronunciar en el reverso de nuestros pensamientos, y la que nos convierte en lo que somos a pesar de todo y a pesar de todos.
Cuesta comprender que la realidad no limita, que no es una frontera y que no se opone a los sueños e ilusiones, sino que es el terreno en el que deben florecer; y que a pesar del esfuerzo, a pesar de las decepciones que puedan salir a nuestro encuentro, el destino siempre merecerá la pena. Tan solo es necesario comprender donde están nuestros propios límites, dejando aparcado el juicio y la autocrítica permanente, conscientes de que 'se hace lo que se puede' y que el único requisito para alcanzar nuestro destino es seguir caminando...solo eso...seguir caminando...
Encuentro de rebote este blog óptico, donde se intenta enfocar (o desenfocar) la mirada sobre la vida, o las vidas.
ResponderEliminarMe gusta el enfoque, perdona la humorada.
Un saludo.