Quizá por las experiencias acumuladas, o puede que sean los transbordos de vida, que al final siempre dejan huella en el alma.
Puede que cansado, si, pero con las manos un poco más llenas que ayer.
Intacta la fe en que lo imposible a veces cruza fugaz la realidad, dejando su rastro encastrado en lo cotidiano.
Si, puede que cansado de pronósticos y propósitos que, como una interminable secuencia de frases inacabadas, terminan por construir un puzzle caótico sobre el que cimentar una vida. Pero hoy, con la mirada sepultada por un instante entre mis manos, descubro la sombra de lo que no alcanzaré jamás a comprender, y me reconforta la idea de que no es necesario encontrar respuestas, ni finales felices, ni empeñarse en que las luces y las sombras anden en litigio permanente-
Con la inocencia de un niño cierro los ojos soñando con unas manos entrelazadas a las mías, y me dejo seducir por la dulce sensación de imaginar en un flash, la experiencia de ser más a través de la piel de otro, de encontrar comprensión sin límites más allá de las fronteras de mis propios sentidos. Imagino sus dedos recorriendo las cicatrices que la vida ha cincelado sobre la piel del corazón, como si no existiera el tiempo, dejando que el amanecer sea el bálsamo perfecto para las magulladuras de los tropiezos del pasado...y así en un instante, re-inicio las secuencias de tiempo que me han traído hasta lo que hoy soy.
Puede que cansado, pero sigo creyendo en el conjuro capaz de convertir en realidad cualquier intención sincera, incluso a pesar de mi mismo, o a pesar de lo que dicten con voz rota la experiencia y la evidencia.
Feliz 2013