Hay días en los que uno cree caminar con certeza hacia alguno de los finales que la vida destina a los que viven a medias.
Hay días en los que las matemáticas de la vida se muestran en toda su crudeza desgarrando una y otra vez los finos mimbres con los que los pobre de espíritu, tratamos de apuntalar nuestra gris existencia
Somos nosotros, los seres grises, los que teniendo las oportunidades a nuestro alcance decidimos abrir el desague del tiempo para permitir que el vacío se apodere del cotnenido de nuestra mirada.
Somos nosotros, los pobres de espíritu, los que convertidos en legion caminamos en tierra de nadie sin rumbo, sin voluntad, como hojas muertas a merced del viento de los acontecimientos.
Lejos..muy lejos observo, ya sin demasiado interés, los ecos de enseñanzas que se perdieron más allá del recuerdo, y sentado sobre el frio suelo, cansado, cierro los ojos imaginando paraisos que no merezco, sueños que como la última brasa de un fuego extinto, entregan los últimos estertores del calor necesario para volver a ponerme en pie y continuar caminando a ninguna parte....
Hoy no veo las riendas, quizá porque quedaron olvidadas en algún rincón perdido del camino, o quizá porque mi ceguera me impide reconocerlas al tacto...sea como sea, es la vida la que me arrastra, una vez más....y el tiempo se agota.
Da igual no encontrar las riendas, da gusto sentirse arrastrado.
ResponderEliminarFirmado: Un ser gris, pobre de espíritu.
Un abrazo
Amando
ResponderEliminarHace falta ser muy sabio para transformar la resignación en compresión de lo que uno es, y de lo que significa el transcurso de la vida.
Supongo que es la carencia de esa sabiduría la que me mantiene en una negación constante de la evidencia, y quizá sea eso lo que a veces convierte lo que debería ser 'el placer de transitar por la vida' en un calvario cotidiano del que me siento responsable.
Muchas gracias por tus palabras
(agradecimiento sincero carente de protocolo).
Pd. Alquien que ha sabido encontrar 'el placer de sentirse arrastrado', no puede ser un ser gris y pobre de espíritu...
Un abrazo.
A todos nos arrastran, hace tiempo perdimos el control, se desgastaron las cuerdas de las riendas y nos vemos abocados al sin rumbo, como borregos hacia el matadero.
ResponderEliminarAl final, todos degollados... bueno, todos no, sólo los pobres de espiritu, porque los otros... los de traje y corbata esos tienen el control suyo y nuestro.
Me gusta tu estilo.
Con tu permiso me quedo.
Besos mediterráneos.